44. La Carta Magna del Reino

44. La Carta Magna del Reino

Una  cuestión previa que para nosotros no tiene tanta importancia

como para los estudiosos: este “Sermón de la Montaña”, como se le ha llamado siempre, ¿es el mismo el de Mateo que el de Lucas? ¿Lo pronunció Jesús en la misma ocasión? ¿Dicen los dos lo mismo, aunque a veces parecen contradecirse? Modernamente se acepta que es el mismo discurso, aunque cada evangelista lo escribe a su manera. Lucas, en sus investigaciones, tiene palabras muy textuales de Jesús; pero Mateo fue testigo presencial, lo escuchó todo con sus propios oídos, y nos lo relata de manera mucho más extensa.

 

Mateo, según su costumbre y método, agrupa muchas enseñanzas de Jesús en un solo discurso, mientras que Lucas las deja en su lugar propio. En general, se acepta como más genuino y completo el de Mateo.

Aunque sea tan interesante, dejemos todo eso para los técnicos del Evangelio, y vayamos a la doctrina incomparable que el divino Maestro nos quiere enseñar.

 

¿Y cómo vamos a llamar a estas páginas incomparables de Mateo y Lucas?… No es la “Constitución” de la Iglesia, pues faltan muchas cosas esenciales para llamarla así. “¿Sermón?”, no nos gusta del todo, pues el estilo de Jesús es ameno, sencillo, cordial… “¿Discurso?”, tampoco, pues no tiene el empaque de una pieza oratoria. Aunque dictado con toda autoridad, y a veces con puntos de verdadero rigor, se parece más a una “exhortación” o “charla” salida del corazón para llevarnos a esa “conversión” con que empezó Jesús a proclamar su doctrina por Galilea: “¡Conviértanse, y crean en el Evangelio!”.  Nosotros lo llamamos con el nombre que ha vencido: El Sermón de la Montaña.

 

 

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