NOTA DE PRENSA
ARQUIDIÓCESIS DE PANAMÁ, 19 DE AGOSTO DE 2017.
La Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud y el Icono de la Virgen pasaron de Panamá a manos mexicanas, y a partir del 23 de agosto recorrerán tierras guadalupanas, para luego partir a la región del Caribe y Centroamérica.
En ese recorrido, estos signos de Jesús y su Madre van a “sanar heridas y despertar la esperanza”, según coincidieron en señalar Monseñor José Domingo Ulloa, Arzobispo Metropolitano de Panamá, y Monseñor Juan Armando Pérez, Obispo Auxiliar de Monterrey y responsable de la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes, DEMPAJ.
El Arzobispo panameño señaló que los signos van “a despertar la esperanza en el pueblo, al igual que María cuando se encaminó a donde está Isabel para ponerse a su disponibilidad”.
“En medio de la realidad de muerte y de injusticia que vive nuestra región y viven nuestros jóvenes, la Cruz es un signo de esperanza y esto nos compromete a que nosotros podamos también tener la misma actitud de entrega que Jesús y su madre María”, señaló el Arzobispo panameño.
“También nosotros, dijo Monseñor Ulloa, debemos “asumir el duro peso de nuestra misión, acompañando la vida del pueblo y la vida de la Iglesia”.
Por su parte Monseñor Juan Armando Pérez explicó que los signos de la Cruz y el Icono de nuestra Madre María Protectora del Pueblo Romano “salen de Panamá y van a recorrer las 90 diócesis contenidas en las 16 provincias en que está dividida la jurisdicción mexicana”.
“La cruz estará en nuestro país 43 días, y durante ese tiempo a algunas les tocará un día, otras dos y muy pocas tres días. Cada una de las provincias ya está organizada y tienen lo que van a realizar”, detalló el Obispo auxiliar mexicano.
Agregó que en las diversas parroquias habrá veladas, momentos de oración, y la Eucaristía, por supuesto.
“Los Obispos ya están bien organizados en sus provincias para recibir las insignias y acompañar a sus jóvenes. Deben saber que la Cruz y el Icono nunca se quedarán solos; siempre habrá alguien acompañándolos día y noche”, agregó.
El Obispo auxiliar mexicano indicó: “Jesús sabe muy bien lo que nuestros pueblos latinoamericanos sufren, y lo que proponen, por eso los signos van así; Jesús y María recorriendo las calles y pueblos convocando, en un momento de encuentro muy especial, de sanar heridas, de sanar a nuestros jóvenes, de sanar a todos los que nos acerquemos a la misericordia de Dios”.