RETIRO ONLINE DE PENTECOSTÉS 2020: “Renovados en el Espíritu Santo para una normalidad NUEVA”

RETIRO ONLINE DE PENTECOSTÉS 2020: “Renovados en el Espíritu Santo para una normalidad NUEVA”

Santuario Nacional del Corazón de María, Panamá, 30 de mayo de 2020.

Por el Padre Ismael Montero, cmf.

 

I. SIN EL ESPÍRITU SANTO, NOS PUEDEN LOS VIRUS

  • Sin el Espíritu, somos barro, débiles. Nos contagiamos de ansiedad y desesperanza, de egoísmo, indiferencia, miedos, corrupción… Nos pueden los virus de este mundo.
  • Situaciones de nuestra vida a la que tiene que venir el Espíritu Santo. Mencionémoslas y oremos.
  • Sin el Espíritu somos barro, somos débiles. Sin el Espíritu nos secamos, nos endurecemos. Ven, Espíritu Santo, mira nuestro vacío si tú nos faltas por dentro.

 

1) Ven Espíritu Santo, mira que estamos cansados de estar en casa.

2) Ven Espíritu Santo, pues estamos acobardados por tanta maldad y violencia.

3) Ven Espíritu Santo, mira que estamos dispersos por tanto individualismo y protagonismo.

4) Ven Espíritu Santo, y sácanos de nuestras comodidades e indiferencias.

5) Ven Espíritu Santo, y muévenos de nuestros egoísmos y cobardías.

6) Ven Espíritu Santo, mira que estamos confundidos con tanta mentira y manipulación.

7) Ven Espíritu Santo, pues estamos callados ante tanta injusticia y corrupción.

Dios, Dador de la vida, tenga misericordia de nosotros, sople su aliento sobre nosotros y nos haga seres de vida y gracia. Amén.

 

II. TU ESPÍRITU SANTO, SEÑOR, NOS PROTEGE Y RENUEVA

  • “Reciban el Espíritu Santo” (Jn. 20, 22), contra los virus de este mundo, para que sea NUEVA la normalidad de la familia, el trabajo, los estudios, los amigos, la fe.
  • Invocar al Espíritu de Dios no es una oración más; es desear vida nueva en nuestros ambientes. Nuestro corazón de piedra se puede convertir en corazón de carne; nuestro vacío interior se puede llenar de Espíritu. Gritemos desde el fondo de nuestro ser: “Ven, Espíritu Santo”.

 

  1. – Envía, Señor, tu Espíritu de Sabiduría sobre nosotros. Para que sepamos saborear la vida que nos das. Te pedimos por todas las personas que con su servicio ayudan a los demás y son presencia de Dios. OREMOS AL SEÑOR.
  2. – Envía, Señor, tu Espíritu de Fortaleza. Para que no caer en la tentación del desánimo ante la realidad. Te pedimos por todos los que lo están pasando mal, los enfermos, los que no encuentran trabajo, los que están solos, los que no se sienten amados, los que no te encuentran. OREMOS AL SEÑOR.
  3. – Envía, Señor, tu Espíritu de Consejo. Para que sepamos guiarnos por la Palabra de Dios en estos nuevos tiempos. Por los pobres, por los carentes de amor, de comprensión, de solidaridad, para que encuentren una mano generosa que les ayude en su necesidad. OREMOS AL SEÑOR.
  4. – Envía, Señor, tu Espíritu de Entendimiento. Para que tengamos la luz de Dios en las oscuridades y actuaciones. Te pedimos por los gobernantes, por los que tienen poder para tomar decisiones, por los responsables de hacer que cesen las guerras, para que lleguen a un entendimiento que haga vivir en paz a todos los pueblos. OREMOS AL SEÑOR.
  5. – Envía, Señor, tu Espíritu de Piedad. Para que sintamos tu amor de Padre y nos cuidemos como hermanos y hermanas. Por todos los que compartimos este día de Retiro, para que el Señor nos ayude a vivir cada día con la mayor generosidad. Para que sepamos vivir en cercanía con el Señor, rechazando todo lo que nos hace romper la amistad con Dios, con los hermanos y con los bienes de la creación. OREMOS AL SEÑOR.
  6. – Envía, Señor, tu Espíritu de Inteligencia (Ciencia). Para que demos sentido a los saberes y medios de este mundo y sepamos servirnos de ellos para el bien. Por los jóvenes, para que lleven a todos la alegría que supone vivir desde Cristo, también desde la tecnología. OREMOS AL SEÑOR.
  7. – Envía, Señor, tu Espíritu de Temor de Dios. Para no sustituir a Dios por nada y tenerle siempre primero en nuestras vidas. Por todos los que se dedican a los demás, para que Dios les conceda la humildad, la capacidad de escucha y el desprendimiento. OREMOS AL SEÑOR.

Ven, Espíritu divino, mándanos tu luz; esa fe que entra hasta el fondo de nuestro ser, nos enriquece con tus dones y nos habilita como discípulos misioneros. Por Jesucristo Nuestro Señor.

 

III. PARA UNA NORMALIDAD NUEVA

  • “Recibirán la fuerza y serán testigos” (Hch. 1, 8). Entra, dulce Huésped del alma, hasta el corazón y anima. Dios en nuestra nueva normalidad.
  • Fiesta de Pentecostés, culmen de la Pascua e inicio de una vuelta a la normalidad que es NUEVA. Tareas en esta etapa nueva de nuestra vida en todos los ambientes.
  • El signo más claro de la acción del Espíritu es la vida. Dios está allí, en la normalidad de la vida, donde la vida se despierta y crece, donde se comunica y expande. El Espíritu Santo siempre es «dador de vida»: dilata el corazón, resucita lo que está muerto en nosotros, despierta lo dormido, pone en movimiento lo que había quedado bloqueado.
  • No olvidar lo aprendido en la pandemia. ¿Qué aprendimos? El Espíritu conduce a la persona a vivirlo todo de forma diferente: desde una verdad más honda, desde una confianza más grande, desde un amor más desinteresado. El Espíritu nos hace amar la vida a pesar de todo, enfrentarnos a la nueva normalidad y los problemas con ánimo, buscar siempre lo bueno para todos, a cuidar la vida de todos.
    • A estar en casa, a hacer familia, a dedicarnos tiempo, a sentir en nuestro interior. Ven Espíritu Santo y en esta nueva normalidad libéranos del vacío interior, del estar siempre fuera de nosotros mismos.
    • No basta movernos y agitarnos en las muchas cosas qué hacer. No basta con dejarnos programar desde fuera. Estamos cada vez mejor informados, pero nos sentimos más perdidos que nunca. Ven Espíritu Santo y en esta nueva normalidad libéranos de la desorientación.
    • No podemos quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida. Eso nos hace más frágiles e inseguros. Queremos ser inteligentes y lúcidos. ¿Por qué no encontramos sosiego y paz? ¿Por qué nos visitan tanto los miedos y la tristeza? Ven Espíritu Santo y en esta nueva normalidad libéranos de la oscuridad interior.
    • Hemos agradecido el don de la vida. Hemos reconocido la importancia de estar vivos. No basta con disfrutar intensamente de la vida, sacarle el máximo jugo, contentarnos con pasarlo bien y hacer lo que nos apetece. Ven Espíritu Santo y en esta nueva normalidad enséñanos a vivir.
    • Es aburrido estar y sentirse solos, encerrados en nuestro pequeño mundo, a veces tan aburrido. Necesitamos sentirnos queridos y crear contactos vivos y amistosos; no dejar lugar a la rutina y a la indiferencia y ser más atentos y serviciales. Ven Espíritu Santo y en esta nueva normalidad enséñanos a amar.
    • En nuestra vida tiene que haber sitio para Dios. Sabemos hablar con todos menos con él. Es necesario orar, alimentar nuestra fe y formarnos. No podemos vivir de espaldas al Misterio. Ven Espíritu Santo y en esta nueva normalidad enséñanos a creer.
  • El Espíritu es el regalo que el Padre nos hace en Jesús para llenarnos de vida en esta nueva normalidad:
    • Es ese Espíritu el que nos enseña a saborear la vida en toda su hondura, a no malgastarla de cualquier manera, a no pasar superficialmente junto a lo esencial.
    • Es ese Espíritu el que nos infunde un gusto nuevo por la existencia y nos ayuda a encontrar una armonía nueva con el ritmo más profundo de nuestra vida.
    • Es ese Espíritu el que nos abre a una comunicación nueva y más profunda con Dios, con nosotros mismos y con los demás.
    • Es ese Espíritu el que nos invade con una alegría secreta, dándonos una transparencia interior, una confianza en nosotros mismos y una amistad nueva con las cosas.
    • Es ese Espíritu el que nos libra del vacío interior y la difícil soledad, devolviéndonos la capacidad de dar y recibir, de amar y ser amados.
    • Es ese Espíritu el que nos enseña a estar atentos a todo lo bueno y sencillo, con una atención especialmente fraterna a quien sufre porque le falta la alegría de vivir.
    • Es ese Espíritu el que nos hace renacer cada día y nos permite un nuevo comienzo a pesar del desgaste, el pecado y el deterioro del vivir diario.
    • Este Espíritu es la vida misma de Dios que se nos ofrece como don. El hombre más rico, poderoso y satisfecho, es un desgraciado si le falta esta vida del Espíritu.
    • Este Espíritu no se compra, no se adquiere, no se inventa ni se fabrica. Es un regalo de Dios. Lo único que podemos hacer es preparar nuestro corazón para acogerlo con fe sencilla y atención interior.
  • Los dones y los frutos para que sea NUEVA la vuelta a la normalidad.
  • Demos gracias a Dios en esta fiesta de Pentecostés por los signos de la presencia de su Espíritu en el mundo. Respondemos: Gracias, Señor.
  1. Porque perdonas nuestras cobardías y nos das la fuerza de tu Espíritu para anunciar hoy a Cristo. Gracias, Señor.
  2. Porque vences a toda mentira y nos abres a la esperanza y a la verdad. Gracias, Señor.
  3. Porque fundamentas la dignidad humana con la paz, la justicia y el respeto a la creación. Gracias, Señor.
  4. Porque eres la vida que supera la muerte, el desamor y la opresión. Gracias, Señor.
  5. Porque estás en el amor y la comunidad que derrotan al individualismo, el odio y la violencia. Gracias, Señor.
  6. Porque nos das la verdadera liberación, capaz de crear personas libres que aman. Gracias, Señor.

 

  • Unidos en Cristo Resucitado, desde lo más profundo de nuestro corazón, con la luz de la fe encendida, dejemos que el Espíritu ore en nosotros:

Padre nuestro…

  • Oración: Dios nuestro, que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por todas las naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa realizando entre los fieles la unidad y el amor de la primitiva Iglesia. Por Nuestro Señor Jesucristo que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.