NATIVIDAD DEL SEÑOR - DIOS MOSTRÓ SU MISERICORDIA

NATIVIDAD DEL SEÑOR - DIOS MOSTRÓ SU MISERICORDIA

25 de diciembre de 2020
Solemnidad de la Natividad del Señor
San Lucas 2, 15-20: “Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios”.

Apreciados hermanos y hermanas: un saludo caluroso para ustedes en esta solemnidad de la Natividad del Señor. Que este día sea la oportunidad para sembrar la buena noticia en el corazón de nuestro mundo.

En el Evangelio que se proclama en la Misa de la Aurora contemplamos a los pastores que van a visitar la cueva de Belén para adorar al Niño recién nacido anunciado por los ángeles. Los pobres son los primeros en contemplar al Salvador de Israel. Para ellos Dios ha revelado su amor en un humilde pesebre. En Jesús, Palabra Eterna, Dios mismo se ha encarnado asumiendo nuestra fragilidad y pecado por amor al ser humano. En Jesús tenemos la garantía de que estamos presentes en el pensamiento de Dios, y que su amor por nosotros sigue siendo actual.

En el texto también contemplamos a María que guarda en su corazón las maravillas que Dios está realizando ante sus propios ojos. De su vientre virginal ha nacido el Hijo de Dios. En sus cándidas manos reposa el Mesías esperado. Su corazón inmaculado desborda de amor. En el fruto de sus entrañas el Dios-con-nosotros nos ha dado su gracia y ya no hay lugar para la desesperanza o el miedo. Dios ha revelado su misericordia entrañable por nosotros haciéndose hermano, carne de nuestra carne, rescatándonos así del pecado y de la muerte.

Tenemos como misión crear un mundo nuevo basado en el amor. Demostremos con nuestro testimonio que este amor que sentimos por el Dios Eterno lo vivimos de verdad en la solidaridad y compasión hacia nuestro prójimo. Pidamos para ello que el Señor que nos dé un corazón semejante al suyo, de modo que superemos los rencores y el egoísmo con nuevas actitudes acordes con el Evangelio. Que María, la dulce Madre del Mesías, les llene de paz en sus hogares. Este es el tiempo oportuno.

Feliz Navidad,

Cordialmente, P. Freddy Ramírez, cmf.