14 de junio | Miércoles de la X semana del Tiempo ordinario

14 de junio | Miércoles de la X semana del Tiempo ordinario

2 Cor 3, 4-11

Hermanos: Cristo es quien me da esta seguridad ante Dios. No es que yo quiera atribuirme algo como propio, sino que mi capacidad viene de Dios, el cual me ha hecho servidor competente de una nueva alianza, basada no en la letra, sino en el Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.

Ahora bien, si aquel régimen de muerte, el de la ley grabada en tablas de piedra, se promulgó tan gloriosamente, que los israelitas no podían fijar la vista en el rostro de Moisés por su resplandor, aunque pasajero, ¿cuánto más glorioso no será el régimen del Espíritu?

Efectivamente, si el régimen de la condenación fue glorioso, con mucho mayor razón lo será el régimen de la salvación. Más aún, aquel esplendor ha sido eclipsado ya por esta gloria incomparable. Y si aquello que era pasajero, fue glorioso, ¿cuánto más glorioso no será lo permanente?

Salmo 98, 5. 6. 7. 8. 9
R. (cf 9c) Santo es el Señor, nuestro Dios.
Alaben al Señor, a nuestro Dios,
y póstrense a sus pies: 
pues el Señor es santo. 
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Moisés y Aarón entre sus sacerdotes,
y Samuel, entre aquellos que lo honraban 
clamaron al Señor y él los oyó. 
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Desde la columna de nubes les hablaba
y ellos oyeron sus preceptos 
y la ley que les dio 
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Señor, Dios nuestro, tú los escuchaste,
Dios de perdón fuiste para ellos, 
aunque siempre castigabas sus faltas. 
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Alaben al Señor, a nuestro Dios,
y póstrense a sus pies: 
pues el Señor es santo. 
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.

Salmo 24, 4. 5
R. Aleluya, aleluya.
Descúbrenos, Señor, tus caminos
y guíanos con la verdad de tu doctrina.
R. Aleluya.

 

Mt 5, 17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.

Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos».

 

Palabra del Señor.