Domingo 20 de junio de 2021
12º Domingo Ordinario
San Marcos 4, 35-41: ¿Quién es éste, a quien el viento y el mar obedecen?
Saludos cordiales, hermanos y hermanas. Que la paz del Señor anime y restaure sus hogares. Sea este domingo la oportunidad de renovar nuestro compromiso cristiano.
En el Evangelio que se proclama en este día contemplamos una escena cargada de simbolismos. El escritor sagrado no sólo nos remite a un momento puntual de la vida del Maestro, sino que desea transmitirnos un mensaje importante para nuestra vida cristiana: para ver la fuerza salvadora de Jesús en nuestras vidas y comprender su alcance, es necesaria la fe.
La barca y sus tripulantes simbolizan la comunidad cristiana enviada por el Señor al mundo a anunciar la buena noticia. El mar, los vientos en contra y representan el contexto adverso donde navega la Iglesia. El poder sobre el viento y las olas nos revela a Jesús como soberano vencedor de las potencias demoníacas, pues en el mar, según la mentalidad judía, se encuentra la sede de los males. Jesús actúa como un verdadero ser humano: después de un día agotador de predicar en el lago a las enormes multitudes de pueblo, Él se duerme sobre un cojín y ni siquiera despierta con el estruendo de la tempestad y de la marea embravecida. Los discípulos le despiertan, e inmediatamente se comporta de un modo que no tiene igual, pronunciando una palabra de mando sobre los elementos de la naturaleza. ¿Quién es éste?, es la pregunta que inquieta a los discípulos, pues aún no conocen a profundidad el poder de Jesús, un poder único -y a la vez oculto- que se revelará a plenitud en la Pascua. Él es el Señor, el Hijo de Dios, el Salvador, fundamento de nuestra fe.
¡Cuántas veces nuestra familia ha perdido el horizonte a causa de las contrariedades y los males de nuestro mundo! ¡Tanto viento en contra del proyecto de Dios en los matrimonios y en las familias! Tantas familias ahogadas en el mar de la historia por desconfiar en la fuerza del Evangelio. Muchos declinan en su fe y dimiten de su llamado. Hoy el Señor nos da una palabra de aliento para que avancemos con fe sobre las aguas del mar de la historia. No nos deja solos, nos toma de la mano, nos da su Espíritu, nos llama a no tener miedo… pongamos en Él nuestra esperanza y digamos sí al Señor de la vida.
Este es el tiempo oportuno.
Cordialmente, P. Freddy Ramírez Bolaños, cmf.