MEDITACIÓN DEL DÍA:
Aut 25
¡Qué bien expresa el P. Claret el trabajo conjunto de sus padres y maestros en la formación de toda su persona! Hoy lo llamaríamos “formación integral”.
En efecto el P. Claret se refiere a la formación de su entendimiento, de su afectividad y de su voluntad, especialmente en la dimensión religiosa, que tanta importancia tuvo en su vida, y tiene en la vida de cada uno, como experiencia unificadora de todas los demás dimensiones.
¡Qué importancia tan decisiva para el desarrollo de la persona tiene la familia, especialmente los padres, y la escuela, sobre todo en los primeros años de la vida! El P. Claret es consciente de ello y da gracias a Dios por todo el bien recibido desde su tierna infancia.
¡Qué admirable aquella figura del maestro de pueblo que permanecía durante varias generaciones transmitiendo valores intelectuales, morales y sociales! Cierto que en nuestra sociedad urbana, con la movilidad que a veces implica la industrialización, no resultan ya sostenibles algunas de aquellas fórmulas. Pero desgraciadamente en muchos casos no han aparecido las que de verdad las sustituyan o mejoren en aquella formación integral. Por lo demás, los rápidos cambios de mentalidad han llevado a privar de autoridad a los educadores, e incluso a los propios progenitores…
Debemos hacer todo lo posible para apoyar a la familia y a la escuela en su decisiva misión. En estos ámbitos se producen y educan las experiencias que marcarán toda la vida.
Así fue en el P. Claret y lo ha sido en cada uno de nosotros. ¿Soy consciente del bien recibido de mis padres y maestros?