4 de marzo | LLENA DE DIOS Y ABOGADA DE LOS HOMBRES

4 de marzo | LLENA DE DIOS Y ABOGADA DE LOS HOMBRES

MEDITACIÓN DEL DÍA:
“La devoción a María Santísima es otra de nuestras principales obligaciones. Es la Madre de Dios y la Madre de los hombres; sobre estos dos puntos cardinales gira toda la devoción. Como Madre de Dios, lo puede todo; como Madre de los hombres, nos amparará y nos concederá todas las gracias” 

Carta Ascética… al presidente de uno de los coros de la Academia de San Miguel. Barcelona 1862, p. 44

 
 

La condición social de la mujer sigue siendo, en casi todos los países, de discriminación y desigualdad respecto del varón, aunque no siempre se manifieste con la misma virulencia, según las geografías humanas. Se pretende hallar la solución con la llamada “igualdad de género”, que no se entiende del mismo modo en todas partes.
La Iglesia, exaltando a la Virgen María y situándola como punto clave en el misterio de la redención de Cristo, precisamente como Madre del Salvador, presenta una figura de mujer que llena las aspiraciones de igualdad y libertad de género.
La devoción a la Madre de Dios resalta en la vida de Claret como una luz suave que todo lo ilumina. “María Santísima –confesaba Claret- es mi Madre, mi Madrina, mi Maestra, mi Directora y mi todo después de Jesús” (Aut 5). Lo que vivió Claret lo quiere prolongar en todo evangelizador. En medio de las realidades del mundo, que el laico debe impregnar de los valores del Evangelio, María, Madre del Redentor y de los redimidos deberá ser una luz suave que ilumina y arde con misión de guía y estímulo.   En el apuro de la pareja de Caná, que se encuentra sin vino en medio de la boda, María indica a los criados que hagan lo que diga Jesús, a pesar de la respuesta cortante que acaba de recibir de Él (cf. Jn 2,3ss). María es, sobre todo, modelo de disponibilidad y acogida de la voluntad de Dios. Por eso se hizo campo fértil para acoger el milagro de la Encarnación; y, una vez acogido, hizo partícipe de él a su parienta Isabel. La salvación que lleva María en sí actúa en Isabel y hace saltar de alegría al niño Juan en su seno. Empieza para María su función materna, comunicando la salvación. Ella es dichosa porque escuchó la Palabra de Dios y la puso en práctica (cf. Lc 11,27-28). Esa escucha la llenó de amor efectivo a Dios y a los hombres y de celo por su salvación.
¿Cómo calificaría yo mi espiritualidad mariana en estos momentos de mi vida? ¿Por qué? ¿En qué indicios me baso?