29 de diciembre | LUCHA SIN CUARTEL

29 de diciembre | LUCHA SIN CUARTEL

MEDITACIÓN DEL DÍA:
“Lucifer y sus secuaces son obstinados enemigos de Dios y de los hombres, y por su soberbia y envidia nos hacen guerra continua. Dios lo permite para nuestro bien, porque nosotros, que vivimos en la tierra, formamos la Iglesia militante, y debemos combatir y luchar, como dice el apóstol San Pablo”

L’egoismo vinto, Roma 1869, p. 45; retrotraducido en EE p. 405

 

La vida humana conlleva una llamada a la valentía en la lucha contra el mal, cuya presencia todos experimentamos; un mal que tiene dimensiones personales y sociales. Intentamos protegernos de los embates del mal y ayudar a otros en la misma lucha; en algunos ámbitos esta lucha es particularmente dolorosa. Al nacer ya quedamos situados en un ambiente de egoísmo, violencia, hedonismo… Por ahí explican hoy muchos la clásica doctrina del “pecado original”, o lo que dice el Salmo 51,7: “Pecador me concibió mi madre”. Naturalmente, las fuerzas del mal no son las únicas: la cizaña crece entre trigo (cf. Mt 13, 27-28); se trata de ver quién termina venciendo.
Jesús enseñaba a pedir al Padre que no nos deje caer en la tentación, es decir, la seducción por las fuerzas del mal (cf. Lc 11,4), y San Pablo, conociendo la proclividad humana al mal, exclamaba: “Hago el mal que no quiero y no hago el bien que quiero”  (Rm 7,19). Por eso, a la comunidad de Éfeso se la invita a “revestirse de las  armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del diablo…poniéndose el yelmo de la salvación y ciñéndose la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” (Ef 6,11-17).
Para Claret, cada creyente debe ser un militante contra el mal, un guerrero contra los poderes hostiles al plan de Dios. Cuando se ordenó de diácono, al oír leer Ef 6,12ss, percibió con especial claridad esa llamada personal a la dura lucha (cf. Aut 101), y la lucha contra el mal fue el eje de toda su vida misionera. Se consideraba una saeta puesta en las manos de María, y le pedía: “arrojadme contra Satanás” (Aut 270). Su vida mística de íntima unión con Jesús en la Eucaristía la percibió como una nueva capacitación para ese combate (cf. Aut 695). A la Academia de San Miguel, asociación apostólica laical que fundó en Madrid en 1859, le asignaba ese mismo objetivo.
¿Tenemos nosotros el debido sentido crítico para captar el desafío del mal, de los poderes antievangélicos? ¿Cuáles son nuestras estrategias para el combate?