24 de noviembre | CON OJOS DE FE

24 de noviembre | CON OJOS DE FE

MEDITACIÓN DEL DÍA:
“Habiéndome pedido el señor D. José Xifré, Superior de los Misioneros de los Hijos del Corazón de María, diferentes veces de palabra y por escrito, una biografía de mi insignificante persona, siempre me he excusado, y aun ahora no me habría resuelto a no habérmelo mandado. Así únicamente por obediencia lo hago, y por obediencia revelaré cosas que más quisiera que se ignorasen; con todo, sea para la mayor gloria de Dios y de María Santísima, mi dulce Madre, y confusión de este miserable pecador”
Aut 1
 

Claret enseñó a sus misioneros a obedecer a los superiores no sólo cuando impusiesen precepto formal, sino a una simple insinuación. Esto debió de practicarlo él con el Rvdmo. P. Xifré, el cual, según el derecho, no podía propiamente “mandarle”, sino “pedirle”, “insinuarle”.
El P. Claret escribió su Autobiografía con repugnancia; los santos suelen resistirse a hablar de sí mismos. Pero, por otro lado, con esmero, porque percibió que podía hacer bien a sus misioneros. Aunque los que conocían a Claret de cerca quedaron decepcionados por el escrito (“dice menos de lo que calla”, aseguró un director espiritual suyo), muy condicionado por la modestia del autor, para cuantos nos sentimos herederos de su espíritu es una fuente inspiradora inagotable.
Al redactar su Autobiografía, a la edad de 54 años, el P. Claret interpreta todo su pasado a la luz de la fe, de la gracia y de la llamada a trabajar por Dios y por los hermanos. Contempla la propia vida retornando a sus orígenes, especialmente a la primera llamada a evangelizar. Su interior es el lugar de escuchar: ¡la voz del Señor que le impulsa a la misión!
Mirando con este prisma, se da cuenta del valor de la Eucaristía y de la Palabra de Dios como fuente y fuerza de toda su existencia. Y María es su madre espiritual, en cuyo corazón se caldea y se forja para ser como una saeta lanzada contra el mal. En su visión orante de la propia vida, da gracias al Señor por haberse servido de él para fundar congregaciones religiosas, asociaciones seglares, archicofradías, etc., en orden a la evangelización, y descubre su carisma de escritor, que le llevó a publicar hojas volantes, libritos de devoción e incluso a fundar la editorial “Librería Religiosa”, para hacer llegar la Buena Nueva más allá del púlpito.
En esa meditación autobiográfica, cae en la cuenta de su ternura compasiva hacia los pobres y marginados, lo cual no es sino un aspecto de algo más general: se percibe y le percibimos como un hombre poseído por el amor de Cristo, que le apremiaba a evangelizar sin reparar en esfuerzos y riesgos. Fue la vida de un hombre que ardía en caridad y que abrasaba por dónde pasaba (cf. Aut 494): su Autobiografía es como un Libro de Fuego.
¿Estarías dispuesto a tomarte un tiempo para repasar tu vida a la luz de la fe y examinar su rumbo actual?