24 de diciembre | LA DULZURA, EL MEDIO EFICAZ

24 de diciembre | LA DULZURA, EL MEDIO EFICAZ

MEDITACIÓN DEL DÍA:
“Mejor es hacer menos con paciencia, mansedumbre y amabilidad, que hacer más con precipitación, con ira, con enfado y regañando, que las gentes se escandalizan”

Propósitos del año 1863, en AEC p. 703

 

Seguramente en el fondo de esta frase de Claret hay una honda experiencia que podríamos formular más o menos así: quien salva a las personas es Dios; no somos nosotros. Todo cristiano, y el misionero en particular, tiene la vocación de ser testigo, reflejo o transparencia del deseo de Dios de que todos lleguen a conocerle, a ser conscientes de su amor y a querer vivir en comunión con él (cf 2 Tim 2,4). Quien lo haga “con precipitación, con ira, con enfado y regañando” no estará transmitiendo una buena noticia, ni mucho menos será testigo del Dios de la bondad y la misericordia. La consecuencia será “que las gentes se escandalizan” o no aceptan el mensaje cristiano, no por causa del mensaje sino por la forma como les llega.
Este modo de actuar que se propone significa estar plenamente convencido de que sólo se puede evangelizar en la medida en que cada uno es evangelizado y es el primero en sentirse interpelado y dejarse convertir por la Palabra que proclama. Lo mismo puede decirse a nivel comunitario. Claret llega a decir que el sacerdote que trabaja sin amabilidad sirve al diablo y no a Jesucristo (cf. Aut 376). Si debemos ser testigos de la presencia salvadora de Dios entre la humanidad, acordémonos de que Dios está donde hay alegría, bondad, paz, amabilidad, respeto, atención por las personas (cf. Gál 5,22).
Por ello es tan importante que existan familias, comunidades religiosas, grupos de jóvenes o adultos, comunidades de base… donde los valores evangélicos se vivan en un clima de gozosa fraternidad. La mera existencia de estas comunidades es ya un gran medio de evangelización y escuela de nuevos evangelizadores.
Mirándome a mí mismo, ¿Qué es lo que domina en mi vida: la amabilidad y la paz interior, o la ira y el enfado (aunque me den motivos)? ¿De dónde proceden estas actitudes negativas que tanto pueden perjudicar a mí mismo y a los demás?