MEDITACIÓN DEL DÍA
Cuando el hombre es fiel y corresponde con una grande fuerza de voluntad, puede muchísimo. Y, si es perseverante, sin dejar ni aflojar en lo comenzado, es inexplicable lo que hace; siempre, empero, ayudado de la gracia de Dios. Dichoso el que es fiel… que no presume de sí, sino que pone toda la confianza en Dios, no se atribuye nada a sí y todo a Dios; que no habla de sí ni para alabarse ni para despreciarse, sino que calla; que piensa que lo que hace, lo hace de Dios, por Dios y para Dios.
Notas sobre el Concilio Vaticano I, en AEC, p 579