13 de octubre | LA SEDUCCIÓN DEL MAL

13 de octubre | LA SEDUCCIÓN DEL MAL

MEDITACIÓN DEL DÍA:
“La ignorancia en materia de Religión es hoy en día mucha, casi general; y lo peor es que son muchísimos los que se complacen en ella. Prefieren las tinieblas a la luz; más quieren los vicios que las virtudes, y engolosinados por los deleites groseros que tienen a la vista, no hacen caso ni quieren hacerlo de los goces del cielo que el Señor les tiene prometidos y preparados si creen y obran como él les manda.”

El ferrocarril. Barcelona 1857, p. 79

 

 

Continúa cantando, aunque sin el éxito de otros tiempos. Tampoco su vida parece haber seguido mucho los principios de justicia e igualdad que otrora defendía a voces, pero ahí está su canción: “¡déjame en paz, que no me quiero salvar, que en el infierno no estoy tan mal!”. Sus palabras sonaban – y suenan – fuertes.¿Qué diría hoy Claret, si ya en su tiempo le escandalizaba la ignorancia en materia religiosa. Una ignorancia en la que – como él insinúa – hay mucha irresponsabilidad y deliberación. Pero también es verdad, y el Concilio Vaticano II lo recordó expresa y solemnemente, que esa ignorancia y ese desapego tienen que ver a menudo con la incoherencia y el mal ejemplo de los bautizados.La evolución de muchas sociedades ha ido permitiendo que cada uno pueda elegir con quién hacer el camino de la vida. Llegamos a la conclusión de que hay compañías que nos sobran. Otras, sin embargo, nos atraen intensamente. Recordamos a menudo que Jesús nos invitó a ser sencillos como las palomas, pero olvidamos tal vez que nos exhortó también a cultivar la astucia de las serpientes. Una frase dicha por Claret en el siglo XIX suena muy actual en el XXI: “el sacerdote que trabaja sin mansedumbre sirve al diablo y no a Jesucristo. (…) No pocas veces el mal genio o la ira o falta de mansedumbre se encubren con la máscara del celo” (Aut 376). Alguien vino a decir después: “la letra con sangre entra, pero no del que aprende sino del que enseña”.Ahí queda eso. Ayudemos a la gente a ser responsable de sus actos, a asumir las consecuencias de decir sí o no a la Palabra de Dios y a las cruces de sus hermanos; pero aguantemos también nuestra vela: para con Dios, corazón de hijo; para con nosotros mismos, corazón de juez; para con el prójimo, corazón de madre.¿Qué reacción provoca en ti la opción de tantas personas por la increencia, el desinterés por lo religioso? ¿Qué ofreces a quienes no comparten nuestra fe?