24 de junio | Solemnidad del nacimiento de Juan Bautista

24 de junio | Solemnidad del nacimiento de Juan Bautista

Libro de Jeremías 1,4-10 

 El Señor se dirigió a mí y me dijo:
 “Antes de darte la vida,j ya te había yo escogido;
antes que nacieras, ya te había apartadol
y te había destinado a ser profeta de las naciones.”
 Yo contesté:
“¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!”
 Pero el Señor me dijo:
“No digas que eres muy joven.
Tú irás a donde yo te mande
y dirás lo que yo te ordene.ñ
 No tengas miedo de nadie,
pues yo estaré contigoo para protegerte.
Yo, el Señor, doy mi palabra.”
 Entonces el Señor extendió la mano, me tocó los labios y me dijo:
 “Yo pongo mis palabras en tus labios.
Hoy te doy plena autoridad
sobre reinos y naciones,
para arrancar y derribar,
para destruir y demoler,
y también para construir y plantar.”

 

Salmo 70 
Señor, tú eres mi esperanza, que no quede yo jamás defraudado. Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme; escucha mi oración y ponme a salvo. Desde el seno de mi madre tú eres mi apoyo.
Se para mí un refugio, ciudad fortificada en que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi defensa, líbrame, Señor, de los malvados. Desde el seno de mi madre tú eres mi apoyo.
Señor, tu eres mi esperanza; desde mi juventud en ti confió. Desde que estaba en el seno de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú me sostenías. Desde el seno de mi madre tú eres mi apoyo.
Yo proclamare siempre tu justicia y a todas horas, tu misericordia. Me ensenaste a alabarte desde niño y seguir alabándote es mi orgullo. Desde el seno de mi madre tú eres mi apoyo

 

Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 5-17 

Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de avanzada edad.
Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales, le toco a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación.
Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apodero de él. Pero el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenaras de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor, y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; ira delante del Señor con el Espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo”.

 

Palabra del Señor.