28 de octubre | LA AUTENTICIDAD DEL AMOR

28 de octubre | LA AUTENTICIDAD DEL AMOR

MEDITACIÓN DEL DÍA:
“El amor a Dios no consiste únicamente en lengua y palabras, sino también, y principalmente, en obra y en verdad, esto es, en hacer y sufrir.”

Carta al misionero Teófilo”, en Sermones de Misión. Barcelona 1858, vol. I, p. 8

 

 

En el Nuevo Testamento se distinguen diversos tipos de amor: de amistad, de entrega, de pasión ciega…; sobre todo se distingue el auténtico del inauténtico: “Hijitos míos, amemos no de palabra y de boca, sino en obras y en verdad” (1Jn 3,18), y se establece una equivalencia práctica entre el amor a Dios y al hermano, o, mejor dicho, se entiende éste como la demostración de aquél: “Si alguien dice que ama a Dios, pero aborrece a su hermano, es un mentiroso” (1Jn 4,20). Y el mismo escrito enseña que ese amor al hermano debe hacerse visible: “si alguno teniendo bienes de la tierra, ve a su hermano en necesidad y le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?” (1Jn 3,17).
Se da un amor del que, en cierto modo, el hombre es “víctima”: le puede la pasión, es arrastrado. Y se da un amor “gobernado”, al que el sujeto amante da forma. Éste es más auténtico; y no es “frío”, pero tampoco irracional o incontrolable. Claret confiesa una y otra vez que el amor a Dios, su padre, le abrasa interiormente, pero es un fuego vivificador: le lleva a trabajar sin tregua por que el Padre sea amado, conocido y servido. Es amor que quema el corazón y llevaba a organizar la vida.
Al imaginario misionero Teófilo, Claret le habla de la propia experiencia. La vida de Claret ha sido de trabajo sin tregua en procurar que las gentes conociesen al Padre y viviesen según su proyecto y voluntad. Pero esa ímproba tarea ha sido vista por algunos como un ataque a los propios intereses, opuestos a los del Reino de Dios. De ahí la persecución, y el consiguiente sufrimiento: “hacer y sufrir”. Cuando Claret misionaba pon Cataluña, se lo consideró políticamente peligroso, y a veces tuvo que recluirse o huir. En Cuba el asunto fue más lejos: se le intento quitar la vida. Pero él reaccionó diciendo que la habría dado gustosamente, porque la causa le llenaba.