15 de Julio | FRUICIÓN EN LA ORACIÓN

15 de Julio | FRUICIÓN EN LA ORACIÓN

MEDITACIÓN DEL DÍA:
El alma que con la meditación no se remonta en alas de la fe hasta el Criador de estas cosas, que es más hermoso que todas ellas, como se lee en el sagrado libro de la Sabiduría; el alma a quien la oración no le ha proporcionado jamás (porque no la ha hecho) la fruición anticipada de los deleites infinitos del cielo, está indefensa contra los atractivos de las bellezas terrenas; pasando de un ídolo a otro ídolo, acaba por adorarlo todo menos a Dios.

Carta ascética… al presidente de uno de los coros de la Academia de San Miguel. Barcelona 1862, p. 25

 

 

 

¿Cuáles son los ídolos de nuestro tiempo? ¿Cuáles son los ídolos de hoy? Se puede afirmar con toda seguridad que son los de toda la historia de la humanidad: la soberbia, en dinero, el placer… y a toda costa. Hay muchas personas que piensan y dicen, haciendo gala de su ateísmo práctico: “Hemos nacido para disfrutar de este mundo lo más posible, sin trabas morales ni sociales. Somos libres y podemos hacer lo que nos da la gana”. Por eso para ellos lo mejor es rodearse de ídolos, sin pensar en Dios como único origen, vigor y meta de nuestras aspiraciones.
Nada más alejado del porqué de nuestra existencia precaria en esta vida. Al crearnos, Dios nos trazó un camino, el camino hacia su misma gloria, aunque a veces es preciso pasar por el Calvario; y ese camino hay que recorrerlo, de vez en cuando muy cuesta arriba, pero llenos de fe, de confianza y de amor a quien nos ha creado, redimido y santificado.
Por eso es necesario entrar en la órbita gloriosa de Dios Trinidad con un corazón puro y sencillo, sobre todo con el deseo de ser alabanza de su gloria, de ir avanzando, por el camino recto, hacia la Vida con mayúsculas, hacia la plena y gozosa contemplación del Dios vivo y verdadero.
El cristiano que está henchido de fe, aunque tenga que afrontar a veces el camino del Calvario, siempre podrá contar con la experiencia de la gozosa cercanía de su Dios y Señor, dando de lado a ídolos que no pueden ayudarle. El que vive de la fe en el resucitado gozará de serena tranquilidad, adorando al Dios único y verdadero, y disfrutando al amarle y servirle con todo su ser.
¿Eres todavía un idólatra o te has convertido ya definitivamente al Dios de tu alegría?